Wednesday, November 15, 2006

Por las víctimas... en especial, por las futuras víctimas en potencia.

Explicaba en mi anterior entrada porqué las víctimas del terrorismo no deberían influir en las decisiones del Gobierno respecto a la negociación con los terroristas; Al parecer, ciertos grupos de talante un tanto egoísta consideran que el tratamiento al terrorista debe ir orientado a "impartir justicia en nombre de las víctimas" (Léase "venganza") y no a prevenir que hayan más. Ignoran, al parecer, que ésa ha sido la política que en 40 años no ha dado ni un sólo resultado satisfactorio, aunque deduzco que, con tal de mantener vivos ese espíritu combativo y esa llama de la venganza, no les importa que al resto de la sociedad, los que hemos sido más afortunados hasta el momento, nos toque aguantar el aguacero de otros 40 años de terrorismo y otras mil o dos mil víctimas más. Y conste que no hablo de las víctimas per se, que no dudo que en su gran mayoría no desean a nadie el pasar por lo que ellas han pasado... hablo de aquellos que, sin preguntar a nadie, se han arrogado la representatividad de esas víctimas y las emplean para ejercer sus prejuicios y sus odios personales; De aquellos que necesitan "Cannon Fodder" para su causa y ven en las víctimas a unos perfectos escudos morales tras los que parapetar su miseria. Normalmente, estos parásitos obedecen a un patrón muy definido.

No es que me guste el terrorismo, (que no es que no me guste, sino que lo aborrezco), pero hasta el momento la política de sacar pecho, gritar "¡No cederemos!" y esperar a que nos peguen un tiro no ha funcionado, y después de cuarenta años eso quiere decir algo: Quiere decir que con esa postura podemos prolongar la amenaza terrorista y los asesinatos de forma indefinida. Supongo que no me importaría si mi meta fuera la venganza, o si de ese terrorismo pudiera sacar ciertos réditos políticos o alimentara arengas ideológicas mientras se mantuviera con vida, pero como ciudadano de a pie, como persona simple, lo único que quiero es que ETA deje de matar.

Sí, quiero que ETA deje de matar, y después de 40 años, no me importa el precio porque no puede ser mayor que el que hemos pagado hasta ahora; No me importa lo que piensen las víctimas ni nadie que considere que hay precios demasiado altos para pagar el final definitivo al goteo de muertes, porque para mí ya no lo hay. Acúsenme de rendirme si quieren, pero tal vez sea el momento de agachar la cabeza y darse cuenta de que no podemos ganar esta guerra contra el terrorismo, no cuando después de cuarenta años sin un sólo cambio de estrategia no hemos hecho el más mínimo progreso.

Y que no me vengan con las mamarrachadas de que "ETA estaba en su peor momento...", porque no lo estaba; No lo ha estado nunca desde el momento en que siempre ha contado con un apoyo social que la ha sostenido y del que se ha nutrido para abastecerse logística, ideológica y financieramente. El que crea que algún día se puede acabar completamente con ETA metiéndolos a todos en la cárcel es que aún está jugando a polícías y ladrones, y aplica la simpleza del juego a la lucha antiterrorista. A día de hoy, sólo hay un punto débil que de verdad puede acabar con ETA, que es su motivación.

No importa cuántas redadas se hagan, cuántos etarras capturen, cuántos zulos y escondrijos de armas encuentren, nadie podrá acabar con ETA mientras su determinación continúe intacta. y a estas alturas, sólo hay una forma de atacar esa determinación, que es la de sentarse en una mesa y limar asperezas, haciendo concesiones y dialogando.

De ETA sabemos dos cosas clave: Que no les importa matar, y que no les ha importado hacerlo durante 40 años. ¿Alguien está dispuesto a pasar otros 40 sometido al miedo de las bombas, a preguntarse "¿quién será el próximo?"? Yo ciertamente no.

1 Comments:

At 1:22 AM, Blogger Naveganterojo said...

El unico comentario que se me ocurre es ,EN MI NOMBRE SI.
Parece que estas cuatro palabras les escuecen mas que una charla sobre libertad.

 

Post a Comment

<< Home